Somos una organización que nació en el corazón de Dios para esta hora final, cuando muchos creyentes, congregaciones y concilios, se están deslizando por la corriente del pecado; somos una obra con fundamento bíblico que defiende la sana doctrina.
Nuestra organización Cristiana Evangélica, Movimiento Misionero Mundial está presente en todo el mundo, las actividades que ejercemos radican en la predicación de los Santos Evangelios, enfatizado en la Sana Doctrina Bíblica. Realizamos también campañas de evangelización, instaurando iglesias, estudios bíblicos, formando obreros y estableciendo nuevos templos.
Con 60 años de constitución (1963—2023), hemos llegado a más de 80 países (ver lista), naciones que han reconocido a Jesucristo como su Señor; alrededor de 10,000 congregaciones doblan sus rodillas ante el soberano Dios y un cuerpo ministerial que sobrepasa los 11,000 obreros, claman día y noche para que la misericordia de Dios se extienda a más naciones.
Nuestro fundador es el Rev. Luis M. Ortiz, las oficinas principales se establecen en Puerto Rico, la Junta Oficial de esta institución tiene la siguiente estructura: Presidente, Vicepresidente, Secretario, Tesorero y Vocales; aquellos que velan y dirigen los principios, objetivos y metas de esta gran organización. También está constituida por Supervisores Misioneros, Supervisores Nacionales y Representantes de la Misión, los cuales son nombrados por la Junta Oficial.
“La palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros…” (Colosenses 1:5-6)
La declaración del apóstol Pablo, "así como a todo el mundo", parece describir la visión global, la acción mundial, los frutos, crecimiento, y desarrollo de estos modestos esfuerzos del Movimiento Misionero Mundial, los cuales se van expandiendo “así como a todo el mundo”.
Es como cuando es lanzada una piedra al agua y se forma en su superficie una serie de ondas circulares sucesivas que van expandiéndose hacia afuera.
Así son los esfuerzos del Movimiento Misionero Mundial. El impacto del llamamiento divino sobre vidas rendidas, va formando una sucesión continua de ondas ministeriales que se van ensanchando y alcanzando “hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8), con frutos maravillosos para la gloria de Dios.
Amados, esta es la tarea suprema de la Iglesia. Esta es nuestra más grande obligación. Este es el más elevado interés de Dios y la más urgente necesidad de las almas.
Todo esto es la razón de los esfuerzos del Movimiento Misionero Mundial:
• El mandato que nos obliga es la gran comisión.
• La voz que nos llama es el clamor de las almas.
• La verdad que nos impele es que la mies es mucha.
• La visión que nos ilumina es que la mies es mucha.
• La necesidad que nos inquieta es los pocos obreros.
• La pasión que nos conmueve es la condición de las almas.
• El propósito que nos mueve es ganar almas para Cristo.
• El motivo que nos inspira es la gloria de Dios.
• La fuerza que nos impulsa es el Espíritu Santo.
• La meta que nos atrae es la evangelización del mundo.
• La causa que nos cautiva es la obra misionera.
• La urgencia que nos moviliza es la brevedad del tiempo.
• La realidad que nos alienta es el abundante fruto.
Amados, esta gran tarea tiene todo el respaldo de Dios, por esta razón sigue adelante y por lo mismo merece todo el respaldo del pueblo de Dios. —Rev. Luis M. Ortiz.
La armonía es el equilibrio de partes distintas para tomar un todo y en esa unión siempre connota belleza y está presente en toda la creación de Dios. Es como el día y la noche, la tormenta y la calma, las notas graves y agudas que forman una melodía o las distintas partes de un engranaje que al justarse mueven un todo
Copyright © IgleSIA CRISTIANA PENTECOSTÉS DEL MOVIMIENTO MISIONERO MUNDIAL - KENTWOOD, Michigan (USA). All Rights Reserved.
Jehová te bendiga, y te guarde. [Números 6.24]
La armonía es el equilibrio de partes distintas para tomar un todo y esa unión siempre connota belleza, que esta presente en toda la creación de Dios, es como el día y la noche, la tormenta y la calma, las notas graves y agudas que forman una melodía o las distintas partes de un engranaje que al justarse mueven un todo.